Es posible que en más de una ocasión nos hayamos encontrado ante un nombre de persona que, debido a su longitud, nos hemos visto obligados a acortar en la grafía: María Antonia Schez. Glez. de Zárate, José Manuel Fdez. de Gamarra, María Teresa G.ª de la Calle Romero.
Generalmente, estas contracciones solo se aplican a los apellidos más extendidos y, por tanto, más fácilmente reconocibles. Puesto que la Ortografía de la RAE y la ASALE no registra una abreviatura convencional para cada uno de ellos, la regla fundamental por la que hemos de guiarnos para abreviarlos es que el acortamiento incluya siempre la letra inicial y, preferentemente, la letra o sílaba final. además de poder incorporar algunas de las letras interiores. En el caso de García, su abreviatura convencional es G.ª, con punto y sin espacio intermedio.